¿Por qué una periodista exitosa, con mucho trabajo en televisión y en radio, decidió cambiar de rubro para “poner las patitas en el barro” de la política? Carolina Losada contó que el clic se le produjo cuando sintió que el país “era como el Titanic yendo directo hacia el iceberg sin que nadie hiciera nada para cambiar el rumbo”. Como tantos argentinos, hasta pensó en irse del país. Sin embargo, finalmente se quedó, se convirtió en candidata a senadora nacional de Santa Fe por la UCR y fue una de las revelaciones electorales: ganó con el 40,32% de los votos.
“Cuando me propusieron la candidatura, al principio dije que no, ni loca. Estaba en un momento de expansión, con un buen presente y un futuro con proyectos interesantes, pero también pensé que uno no puede estar bien si alrededor está todo mal -confesó-. ¿Cómo vas a estar bien si por la inseguridad te pueden matar en la puerta de tu casa? ¿Cómo vas a estar bien si ves gente durmiendo en la calle? No podés. A las personas sensibles, eso nos hace sufrir. La propuesta me cayó en un momento en el que sentía que la Argentina se iba a pique, pero hay un punto en la vida en que tenés que tomar decisiones importantes. Este era uno de ellos. Y acá estoy”.
Losada integra el pelotón de periodistas que debutaron en política en las últimas elecciones, como el radical Martín Tetaz en la ciudad de Buenos Aires o el peronista Marcelo Lewandowski también en Santa Fe, entre otros, y destacó que su profesión le puede sumar muchísimo a su tarea como legisladora: “La búsqueda de la verdad, la transparencia, ir a fondo en cada uno de los temas. Eso me aporta el periodismo y lo voy a llevar a la política -señaló-. Hay muchos periodistas que se están metiendo en la política y evidentemente la gente está buscando un poco de esa verdad”.
En la entrevista, la flamante senadora radical, que acaba de asumir su banca y de ser designada vicepresidenta tercera de la Cámara alta, prometió “llevar los problemas reales de la gente” al Congreso, consideró que Alberto Fernández es “un presidente totalmente desdibujado y desempoderado” y habló sobre la fractura de la UCR: “Nuestra fortaleza máxima está en la unión, en estar todos juntos. Pelearnos entre nosotros es decepcionar a la gente, que votó para que estemos unidos. El conflicto no va a durar mucho tiempo porque nadie en Juntos por el Cambio va a querer ser funcional al kirchnerismo y romper un bloque es ser funcional al kirchnerismo”.
—¿Qué siente una periodista luego de jurar como senadora nacional?
—En el momento, mucha emoción. Es muy importante representar a mi provincia y a toda la gente que me votó. Son casi 800 mil personas y tengo el recuerdo vivo de la gente en la calle, cuando iba recorriendo las distintas ciudades de mi provincia, diciéndome que estaba descreída de la política, pero que me iba a votar. Esa responsabilidad es importante para mí. Esa confianza me llena de orgullo y, al mismo tiempo, de responsabilidad. No le puedo fallar a nadie. Vengo a tratar de cambiar las cosas y hacerlas bien.
—Como una de las caras nuevas del Senado, ¿cuál será su impronta en la tarea legislativa?
—Quiero llevar los problemas reales de la gente al Senado de la Nación. Hoy no se habla en todos lados de los problemas de la política o de los problemas de la Vicepresidenta con la Justicia. Hay una agenda que a la gente no le importa, le es ajena, porque tiene la cabeza en que no la maten en la puerta de su casa, o que sus hijos no se quieran ir del país, que tengan trabajo, que le alcance el sueldo o que su empresa pueda seguir trabajando y pagando sueldos. La vida del argentino hoy es remar en dulce de leche. Tenemos todo para ser un país que salga adelante. Mi provincia en particular lo tiene: es una de las más productivas y, sin embargo, es una de las más relegadas históricamente. Quiero es llevar a la provincia a lo más alto y, al mismo tiempo, darle un rumbo a nuestro país, que tiene una muy mala dirigencia que toma las peores decisiones o las decisiones que no le sirven.
—Usted debuta en la política dentro del radicalismo y justo cuando se rompió el bloque de diputados del partido. ¿Qué opina sobre esa fractura, considerando que también tuvo sus coletazos en el Senado?
—Estoy recién ingresando ahora en la política y esto que sucedió en Diputados no es lo que está pasando en el bloque de senadores. Nosotros votamos autoridades y lo hicimos en forma unánime. Alfredo Cornejo como presidente del interbloque de Juntos por el Cambio; Luis Naidenoff, presidente del bloque, y yo como vicepresidente del Senado. Nos apoyaron todos, incluso Martín Lousteau.
—¿El reemplazo de Lousteau en la vicepresidencia del Senado no fue por la pelea en el radicalismo?
—Para nada. No tiene nada que ver una cosa con la otra. De todas maneras, el conflicto no va a tener mucho tiempo porque nadie de Juntos por el Cambio va a querer ser funcional al kirchnerismo y romper un bloque es ser funcional al kirchnerismo. No creo que esa sea la intención de nadie. Nuestra fortaleza máxima está en la unión, en estar todos juntos, tirar hacia el mismo lado, porque la realidad es que pensamos muy similar. Puede haber cosas en las que discrepamos, pero tienen que ser tratadas hacia adentro. Dejémonos de hinchar con los temas de la política y empecemos de una vez a trabajar para la gente, que es para lo que nos eligieron. Además, pelearnos entre nosotros es decepcionar a la gente, que votó para que estemos unidos, para que Juntos por el Cambio esté unido. Mi granito de arena va a estar puesto siempre en la unión.
—Cuando usted dice que “romper un bloque es ser funcional al kirchnerismo”, parece alinearse con Mario Negri, el titular del bloque de diputados de la UCR, y en contra de Lousteau, que auspició la creación de otra bancada.
—No, tomo partido por la unión. Lo que me importa es que estemos unidos. Me eligieron como vicepresidenta del Senado. Si no me hubieran elegido, no habría roto. Nuestra fuerza está en la unión, no en estar peleados. Me parece absurdo, ridículo y en contra de las razones por las cuales la gente nos votó.
—A Negri lo apoyó la mayoría de los diputados radicales, pero el sector de Lousteau, Emiliano Yacobitti y Rodrigo de Loredo piensa que hay que apostar a “la renovación dirigencial y de metodologías”. ¿Quién tiene razón?
—Los bloques tienen sus autoridades por votación de los diputados, pero también tiene sentido lo que dice Lousteau, por lo que no tiene sentido pelearse. Pelearnos le quita todo el sentido a cualquier argumento. Tenemos que estar unidos. Y vamos a estar unidos.
—Luego de las elecciones, en Juntos por el Cambio comenzaron las tensiones internas porque se aceleró la carrera presidencial, tanto en el PRO como en el radicalismo. ¿Le parece razonable apurar los tiempos?
—No estoy pensando en 2023 porque todavía falta para eso y no tiene que ver con la agenda de la gente. ¿Quién está pensando en el 2023 entre la gente que está caminando por la calle? No veo a nadie. La gente está pensando en el sueldo, en la inseguridad, en lo que pueda hacer para crecer, si se va o se queda, si la Argentina da posibilidades de crecer y desarrollarse como persona y profesional. Los problemas son esos. No digo que la política no pueda empezar a pensar en 2023, pero en mi cabeza no está.
—¿Cómo deberían tramitarse las diferencias en Juntos por el Cambio?
—Aceptando lo que piensa la mayoría, de la misma forma que tiene que aceptarlo el kirchnerismo como, por ejemplo, cuando no acepta a veces los votos en las urnas. No debería haber una pelea por puestos ni por lugares. La pelea tiene que pasar por otro lado.
—¿Aspira a entrar en la conducción nacional de Juntos por el Cambio?
—No estoy peleando por puestos ni por lugares, pero sí obviamente queremos hacernos escuchar sobre lo que sirve para la provincia. No a los codazos, sino con acuerdos, hablando.
—¿Por qué busca un polo federal dentro de Juntos por el Cambio junto con Luis Juez y Rogelio Frigerio?
—Entre Ríos, Santa Fe y Córdoba tenemos intereses muy similares. Somos tres provincias superproductivas. Queremos juntarnos, seguir charlando y ver cuáles proyectos en común podemos presentar para sacar adelante a nuestras provincias.
—El radicalismo está viviendo una revitalización de su rol dentro de Juntos por el Cambio. Quiere dejar de ser el furgón de cola del PRO y aportar el candidato presidencial para 2023. ¿Lo cree posible?
—Es posible y es legítimo, pero la fuerza hoy está en Juntos por el Cambio. El radicalismo está obteniendo aquello que merece, que es un lugar importante, pero la fuerza real está en estar todos unidos y en seguir ampliando Juntos por el Cambio. Nuestro objetivo es que en esa ampliación los que queden del otro lado sean los que no creen en la República y de nuestro lado queden los que crean en la justicia en la educación, en motorizar la industria, el comercio y el campo, quienes crean que se tiene vivir en un país seguro, previsible, que les dé oportunidades a los jóvenes y a los no tan jóvenes también. Lo importante es no encerrarnos en los partidos políticos. La alianza es lo que nos hace tan fuertes y lo que va a vencer al kirchnerismo, como lo viene haciendo.
—¿Hay límites ideológicos para esa ampliación de JxC? Algunos dirigentes buscan sumar a liberales como Javier Milei y José Luis Espert, mientras que hay otros que prefieren captar a peronistas o progresistas.
—Insisto: tienen un lugar en Juntos por el Cambio todos aquellos que creen en generar una Argentina con empleo, con eje fundamental en la educación, en el campo, con una República, con los poderes bien delimitados, que se controlen entre sí, todos que los que crean en la democracia, en las instituciones y en la política como herramienta para transformar el país. Y todas estas personas que usted mencionó están trabajando en política. Todas.
—¿Cuál debe ser el rol de Mauricio Macri?
—El que la gente diga. Porque sé que Mauricio quiere ser presidente nuevamente…
—¿Y cómo lo sabe?
—Yo soy periodista también. No me pregunte las fuentes (se ríe). Lo más importante es que Juntos por el Cambio tiene muchos posibles candidatos a presidente. El problema sería si no los tuviéramos y nadie quisiera serlo. Tenemos a Rodríguez Larreta, Macri, Cornejo, Gerardo Morales, Facundo Manes, Patricia Bullrich. No sé si Lousteau quiere ser Presidente. El abanico de personas que quieren ser presidente de la Nación es enorme. Va a haber que tener acuerdos internos, pero creo en las PASO. Si no hubiera sido por las PASO, yo no estaría hoy acá: éramos la única lista de las cuatro que había en Santa Fe a la que no apoyaba nadie a nivel nacional. Sin embargo, fuimos la lista que apoyó la gente. Que la gente sea quien elija los candidatos y a los gobernantes.
—¿Cómo lo ve a Alberto Fernández desde la derrota electoral del Frente de Todos?
—Me da tristeza porque la Argentina es un país presidencialista y soy una persona respetuosa de las instituciones, pero veo un Presidente totalmente desdibujado y desempoderado. La Vicepresidenta es más poderosa que él y se lo hace saber constantemente. Me parece que la situación es de las más incómodas. Va a quedar en la historia como uno de los peores presidentes.
—¿El Gobierno tomó nota de lo que pasó en las urnas?
—Nunca toman nota. Siempre redoblan la apuesta. ¿No vio que dicen que ganaron perdiendo o perdieron ganando? Radicalizan su modelo y la realidad es que el modelo kirchnerista no es lo que pidieron las urnas. Si te votan en contra y tu respuesta siempre es radicalizar más el modelo, poniendo, por ejemplo, a un Aníbal Fernández, haciendo cambios que no son los que pide la gente o peleándose entre sí, me parece que están mirando otra película, como siempre lo hicieron. El kirchnerismo siempre lo hizo así.
—¿Cómo interpreta la actitud de Cristina Kirchner, que reapareció en el acto de la Plaza de Mayo?
—A ella no le gusta decir que perdió, y perdió. No le gusta nunca mostrarse como la cara de la derrota, y es la cara de la derrota. Diría que la doble vara del kirchnerismo es parte de la derrota. Ver que están de joda en Olivos mientras vos estás encerrado, o que ellos se pongan las primeras vacunas. A esas dobles varas la gente no se las banca más.
—¿Por qué tanto Alberto Fernández como Cristina Kirchner tuvieron su propio acto luego de las elecciones?
-Es ese relato constante por el que te dicen que no te pasa lo que te pasa. Como cuando había mucha inflación, aunque sigue habiendo, y rompieron el INDEC. No es que había pobreza, sino que la medimos mal. No es que no sabíamos donde comprar vacunas, es que el mundo nos odia y no tenemos vacunas porque nos piden los glaciares. El constante relato que te hacen respecto de la realidad es lo que hace que hagan plazas para poder sostener esa mentira.
—¿Cómo está la provincia de Santa Fe?
—La provincia está mal, pero va a estar mejor. Tanto Dionisio (Scarpín, el otro senador santafesino de JxC) como yo la vamos a defender como corresponde. Nuestro primer acto después de haber recibido nuestro diploma como senadores nacionales, el lunes pasado, fue ir a la Casa de Gobierno de la provincia y dejarle una nota al gobernador Omar Perotti para pedirle una audiencia. No nos había respondido hasta ahora, pero el jueves pasado lo encontramos en el Congreso de la Nación, tuvimos una charla amena en uno de los pasillo y nos dijo que nos recibiría el lunes, a las 10, en Santa Fe.
—¿Qué es lo primero que le van a plantear?
—La inseguridad. Es el problema que nos agobia a todos los santafesinos. No hay algo más importante que la vida. Después podés pedir trabajo y un montón de cosas, pero si no tenés vida, no tenés nada. Si te matan a un familiar o si te hieren, se te acaba el mundo. Queremos saber qué tiene pensado hacer con la inseguridad, plantearle lo que pensamos al respecto y saber qué va a hacer con los casi 90.000 millones de pesos que la Corte Suprema decidió que se pagaran a la provincia por coparticipación. Si Perotti realmente tiene ganas de trabajar para la provincia, nos va a encontrar como aliados. Si no, no lo vamos a apoyar.
—¿Cuál fue la ayuda del gobierno nacional a Santa Fe para combatir la inseguridad?
—Nula. No han hecho nada. No les importa. La provincia está abandonada desde hace muchísimo tiempo y al gobierno nacional no le importa Santa Fe.
—¿No es raro si se considera que es una provincia muy importante y gobernada por el peronismo?
—Es extraño, pero es un gobierno que empatiza mucho más con la delincuencia que con la gente que se levanta temprano a laburar todos los días y a poner el hombro al país. Siempre lo ha sido. Tiene bastante sentido que abandonen la provincia en materia de inseguridad. Encima nos tratan de tontos cuando nos mandan a 600 gendarmes para dividirse en tres turnos, no les pagan los viáticos y los ponen a pedirles documentos a los autos en lugar de ponerlos en las zonas calientes a combatir el delito, que es lo que necesita la gente. He caminado por diferentes zonas de la provincia, por barrios muy calientes donde la gente no puede salir a la calle. En el barrio Tablada, de Rosario, un chico me contó que le había comprado una bicicleta a su hijo y no podía sacarlo para que la estrene: tenía miedo porque tiroteaban todo el tiempo. Tenía que estar encerrado. La gente se merece vivir mejor.
—¿Qué cree que le puede aportar a la tarea política su oficio de periodista?
—Muchísimo. Ya me viene aportando porque la gente me conoce, sabe cómo pienso, ya sabe que digo la verdad y todo lo que pienso. Eso me lo aporta el periodismo y lo voy a llevar a la política: la búsqueda de la verdad, de la transparencia, ir a fondo en cada uno de los temas. El periodismo es lo que ha salvado en muchos casos a nuestro país, mostrando las cosas que pasaban, aquello que no pasaba y debería pasar. Los valores del periodismo llevados a la política son muy interesantes y eso es lo que votó la gente. Hay muchos periodistas que se están metiendo en la política y evidentemente la gente está buscando un poco de esa verdad. Nuestro principal valor como periodistas es la credibilidad, es lo que cuidás más que nada en el mundo, y es lo que la gente busca: creerte. Es importantísimo haber sido periodista. En mi corazón lo sigo siendo.
—¿Qué fue lo que más le impactó de la corporación política en su debut en la actividad?
—Me han recibido muy bien y me siento agradecida a mi bloque que hayan tenido la suficiente confianza en mí como para elegirme la vicepresidenta de la Cámara. Por ahora estoy muy feliz de haber tomado la decisión que tomé. Si bien el periodismo es importantísimo porque, si no, no se hubieran sabido ni la mitad de las cosas que hoy se saben, la política es la herramienta para generar los cambios. Ayudada por el buen periodismo, chau, no tenemos límites.
—¿Piensa volver al periodismo o seguir en política hasta ser candidata a presidenta?
—No estoy planteándome nada más que ser la mejor senadora por Santa Fe que pueda ser, seguir recorriendo la provincia, hacer quedar bien a los santafesinos y poner a la provincia en lo más alto, que es lo que merece. No estoy pensando en volver al periodismo. No me imagino como panelista en un programa de televisión porque si no sería como hacer periodismo militante y no creo en eso, pero el periodismo está dentro de mí, muy arraigado, y me encanta.
—¿No sueña con la presidencia de la Nación?
—Ni lo pienso. Estoy pensando en lo que le dije y hace siete meses tampoco pensaba en ser política.
—¿Cuál fue el clic que se produjo en usted para saltar a la política?
—Me lo venían proponiendo de diferentes partidos. Esta fue la quinta vez que me propusieron participar en la política. Siempre dije que no porque me encantaba lo que hacía como periodista y estaba en un momento de expansión en mi carrera. En este caso, la propuesta vino de parte de mi hermana, que es militante política desde que tiene 18 años, y eso me daba la confianza que muchas veces no tenemos en los políticos. Pero pensé en irme del país porque lo veía como el Titanic yendo directo hacia el iceberg sin que nadie hiciera nada para cambiar el rumbo. Cuando me propusieron la candidatura, al principio dije que no, ni loca. Estaba en un momento de expansión, con un buen presente y un futuro con proyectos interesantes, pero también pensé que uno no puede estar bien si alrededor está todo mal. ¿Cómo vas a estar bien si por la inseguridad te pueden matar en la puerta de tu casa? ¿Cómo vas a estar bien si ves gente durmiendo en la calle? No podés. A las personas sensibles, eso nos hace sufrir. La propuesta me cayó en un momento en el que sentía que la Argentina se iba a pique, pero hay un punto en la vida en que tenés que tomar decisiones importantes. Este era uno de ellos. En “Intratables” dije que había decidido meter las patitas en el barro. Literalmente. Y acá estoy.
—¿Y por qué en el radicalismo? ¿Por su hermana?
—Vengo de una familia radical. En mi casa, en la mesa siempre se hablaba de política. Y seguidores de Raúl Alfonsín, de quien tengo recuerdos muy nítidos en mi cabeza, pero hoy somos Juntos por el Cambio. Le repito: la fortaleza que tenemos es la de la alianza, y nada tiene que hacer perder el foco de la unidad porque entre nosotros hay muy poquito de diferencia.
—¿No tendrían que fijar reglas de juego para no dirimir las diferencias de manera traumática?
—Las reglas están bastante claras. Tendríamos que aceptarlas todos por igual.
Con información de INFOBAE