Parecía un domingo más, ya la gente de San Cristóbal se iba prestando para irse a descansar cuando de repente las sirenas, y un gran número de patrulleros irrumpían esa tranquilidad y cercaban un domicilio de calle Juan B. Justo al 700. En el interior yacía el cuerpo de un hombre, mayor de edad, muerto, y todo indicaba que se trataba de un hecho de muerte violenta.
Con el correr de los minutos, personal policial de la Comisaría Primera, Policía Científica y la Agencia de Investigación Criminal identificaban a la víctima como Guillermo Ojeda, un hombre de 84 años que fue reconocido por familiares y que presentaba evidentes signos de violencia en su cabeza.
¿Robo?
Si bien la investigación se maneja con mucho hermetismo debido a la sensibilidad del caso, hay indicios de que para ingresar al domicilio de Ojeda, lo habrían hecho por una puerta lateral y posteriormente por un ventiluz o ventana. Según familiares, en la casa no había “mucho desorden, y si faltaba algo podía ser dinero”.
Una vecina se dio cuenta y llamó a la policía
Una vecina de Ojeda, al percatarse que durante toda la jornada del domingo no había visto a Don Guillermo y teniendo en cuenta que era una persona que siempre estaba sentado en la vereda, fue a buscarlo. Primero golpeó a la puerta, y al no recibir respuestas asomó su cuerpo y notó que una tela metálica estaba rota, por lo que dio inmediato avisó a la policía.
Por Ramiro Muñoz