El 14 de marzo, en horas de la tarde, una conferencia de prensa de la Intendente Alejandra Dupouy y los miembros del Hospital Ceres Silvana Torres y el Dr. Leandro Bonzini alertaban a la población de que «podían haber casos probables de coronavirus», la enfermedad que se importó de China. Todavía, a esa altura, ese coronavirus parecía más una amenaza que una realidad. Pero nadie pensó, que aquella tarde de sabado marcaría el final de una «era».
Desde aquella tarde, todo cambió, porque llegó a las pocas horas la cuarentena absoluta, el cierre de la ciudad, y a los pocos días, el mandato presidencial una cuarentena total en todo el pais.
El resto lo conocemos todo, no solo fueron 15 días como aquel anuncio primario, sino que ya se cumplen 70 días de «cuarentena» en la ciudad, y de 65 días en todo el pais.
Las flexibilizaciones fueron ocurriendo, es verdad, primero fueron los supermercados, las farmacias, los servicios publicos municipales, y dias después las ferreterías. En la segunda etapa se fueron anexando los albañiles, los corralones, y asi hasta llegar al dia 70. Ceres tiene prácticamente su 70% de la actividad económica en marcha. Lo fue abriendo respetando los mandatos presidenciales y provinciales. Nunca se salió de la línea. Los hoteles fueron la última excepción en cuarentena, acompañadas de las salidas para recreación. Pero todavia ese universo comercial del 30% tiene incluido un grupo importante para la actividad económica, y principalmente social. Porque todavía, a 70 días del aislamiento, que hoy no se siente como lo sostiene esa palabra, quedan a la espera de su apertura los bares, incluso algunos con enormes dificultades para poder continuar en el rubro, los comedores, quedan pocos en pie, y tambien evalúan un panorama desolador para el futuro inmediato, los salones para eventos sociales, los dos clubes obtienen aire económico con sus propuestas, las empresas de catering y comidas, los empresarios de sonidos, músicos, las dos discotecas locales, los gimnasios, siempre en el vaiven y con protocolos que no son atendidos, y algunos prefieren la apertura clandestinamente, sumados a los clubes deportivos, todos sin excepción, y las escuelas.
Pasó un tiempo largo, y el sostén de estas microempresas, sin contar clubes y establecimientos educativos, es muy dificil.
Un relevamiento de este sitio informativo, consultando a sonidistas, propietarios de comedores y bares, todos opinan que «el delivery ayuda, pero apenas salvamos para algunos gastos» sostuvo el propietario de un bar ceresino, de los más concurridos desde su apertura.
El costo mayor que deben soportar es el de la energía eléctrica, el otro los insumos. Un propietario de un comedor, que abrió pocas semanas antes de la pandemia, solo abre la cocina para el delivery y busca solo salvar gastos. «Era inmposible seguir en el local que alquilamos» dijo.
Ese es otro inconveniente para los que tienen explotaciones ligadas a la distracción. Son pocos los que no deben pagar alquiler de sus explotaciones. Algunos prefirieron «arreglar» con los propietarios un alivio, y pudieron conseguirlo en marzo, pero ya en abril los alquileres comenzaron a operar.
El grupo de comerciantes de estos rubros aun cerrados, tributa como monotributistas, otros como responsables inscriptos. Los prestamos o créditos que estuvieron a disposición no alcanzan para aliviar el impacto del cierre. Un préstamo es endeudarse a futuro, y algunos no están convencidos en hacerlo.
La comida entregada en casa, es solo un paliativo. «Hay mucha gente que cocina para afuera, antes los comedores con servicios de delivery eran unos pocos, ahora lo hacen todos, más oferta, obliga a achicar precios y armar promociones» avisó a Ceresciudad.com uno de los gastronómicos.
La cosa pinta complicada, y no solo para los propietarios, sino pára quienes trabajaban todos los días en un comedor o un bar local. «Los mozos, las ayudantes de cocina, las cocineras, la gente de limpieza, todos quedaron sin su trabajito hace 70 días». Un panorama caótico en el rubro.
En la misma situación se ubican las discotecas bailables que cada sabado o fin de semana ocupaban un numero importante de personas para llevar adelante la apertura. Todos, están sin ese ingreso semanal. Las discotecas, asi como los colectivos y las clases, sostienen en el mundo, serán los últimos en regresar a la nueva normalidad. Igualmente los músicos, o sonidos de eventos sociales, quienes consideran incluso que todo podrá cambiar si se encuentra la vacuna. ¿Se podrá soportar sin actividad hasta que esto ocurra? Dificil de predecir.
Hace 70 días comenzaba el confinamiento por la pandemia, y todavía no concluyó. Lo peor todavia no llegó, principalmente para aquellos emprendedores locales que ven que será muy dificil volver, o incluso adaptarse a la nueva normalidad.
Martin Farias